No voy a ser yo quien acuse al penúltimo fichaje culé de ser Maschecaroo Maschemalo, básicamente porque no me creo ni una cosa ni la otra. Cierto es que el trasvase no cuela como barato ni el propio Javier Mascherano se adapta al perfil jugón que tanto ha exportado y encumbrado la factoría de centrocampistas azulgrana en los últimos tiempos. Sí me parece, en cambio, más que raro que tras obtener gananciales deportivos y económicos con un Touré que llegó por 9M el Barça se embarque en otra aventura por encima de los 20M tras las recientes y controvertidas experiencias con Cáceres, Chygro e Ibra.
Me parece también más que raro que tras la mundialista confirmación de Sergio Busquets en el olimpo de los mediocentros la secretaría técnica no se haya decantado por un suplente de coste bajo que ofreciese garantías para 20-25 partidos. El veterano Marcos Senna ofrecía ese perfil tanto por precio (3-5M) como por experiencia en grandes escenarios.
Conociendo cuan difícil es para un jugador poco dotado para el toque (un Van Bommel por aquí, ese Gudjohnsen por allá, el David Sánchez de ida y vuelta, algo de Keita…) llegar a este equipo y hacerse un hueco en el centro -del campo, se entiende; del del rondo no hay quien los saque-, se me antoja más que raro que el Barça se haya abstraído de los precedentes y haya decidido apostar por el atasco en la lavandería.
También es más que raro que en la misma semana que ha detonado el temporizador de ataque cuernos ególatras que se estaba cociendo desde hacía meses en la bendita cabecita de Zlatan Ibrahimovic, que ahora acusa a Pep de trato de favor para un tal Leo Messi (como para no tenerlo!), el Barça haya apostado casi la integridad del montante ingresado por Touré en la altenativa a Busi. En espera de cómo pueda aceptar Javier una hipotética suplencia cabe recordar que todo valió en la salida de Ibra del Inter y todo está valiendo para escapar del Camp Nou. De Mascherano sabemos que se negó a jugar y entrenar para salir del Liverpool, y que Hodgson ya se ha quejado de sus malas artes.
Aunque lo que se antoja más que raro en la huida de Anfield es que el propio Mascherano haya puesto cuatro millones de euros de su bolsillo para poder cerrar un traspaso que se había enquistado por la reiterada negativa culé de llegar a los 20M. Este extremo sólo puede explicarse desde el deseo del fabuloso competidor argentino de alcanzar en Barcelona lo que tanto se le ha resistido en Inglaterra: gloria y títulos.
Que no los conquistase al lado de Valdés, Alves, Puyol, Piqué, Busquets, Xavi, Iniesta, Pedro, Villa y Messi podría considerarse más que raro.