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Yoyalodije

Ni un solo click, Max

Quiero aclarar que este post no es ni una amenaza ni una advertencia. Nada más lejos de la intención del tarado del autor. Al contrario, es una mera constatación de que con ciertos ingredientes el plato va a quedar tal.

Quiero aclarar también que aunque los párrafos empiecen igual, tampoco es una canción de Sabina (deseémosle al ex-cantautor atlético un pésimo domingo por la noche deportivamente hablando).

No. A veces, pocas, la intervención de los Preclaros es justa y necesaria. Lo fue para unir el tradicional concepto de palillo-en-la-boca con el caramelo para crear el melody-pops. Y no menos destacada fue aquella preclara que aunó obligación y placer y creó el tampax. Los Preclaros sabemos que 2+2 son 4… hoy. Quizás algún día sean 17… y entonces vienen las lágrimas y el crujir de dientes.

Porque quizás algún día un analfabeto funcional golpee a un árbitro de categorías infantiles al grito de “Estáis tós compraos, goputa!”. ¿Será suficiente?

O quizás algún día un miserable alcance con un objeto contundente a un árbitro o linier, le abra una brecha en la cabeza y le diga al juez: “Ejque es del villarato”. ¿Será suficiente?

O quizás algún día un descerebrado espere a Siro López en la puerta de alguna radio para explicarle, enguantado en puño americano, la diferencia entre ‘zafarse’ y ‘agredir’. ¿Será suficiente?

O quizás algún día un peñista merengue harto se encare con Roncero, le meta un cochinillo por el orto y le espete: “Tú no me representas, imbécil”. ¿Será suficiente?

O quizás algún día un culerdo loco le enseñe a Inda a dibujar una línea recta con un bate de béisbol. ¿Será suficiente?

¿O quizás ya está claro que con ingredientes como sesgar, omitir, opinar al dictado del constructor, mentir, difamar, ofender y aborregar la cena va a ser una mierda?

Seré optimista y generoso. Reconoceré que, de la misma forma que hace unos años gente como García Márquez o Rulfo o Esquivel, entre otros, dieron un nuevo impulso a la Literatura, ahora en el siglo XXI, con mucha más difusión y muchísimo menos talento, ha aparecido, principalmente (que no únicamente) de la mano de la prensa mesetaria, el Periodismo Mágico como sub-género literario. De aparición fulgurante, se caracteriza por: selección de temas errática en algunos casos y cansina en otros, léxico pobre y descuidado y sintaxis abandonada. Pero el seguidismo de las masas ha llevado al sub-género a la crisis antes de alcanzar el apogeo. Y a mí me gusta leer, y quisiera llegar a ver obras fundamentales como “Pedro J, Páralo (a Laporta)”, “Cien años de villarato” o “Como popper para Cristiano” impresas en papel reciclado.

Mientras tanto, me enriquece más el manual de la licuadora o el prospecto de un medicamento. Por lo que he iniciado mi personal “rehab” de basura nacionalmadridista (Sport y MD hace tiempo que no los leo). Dos días completos a día de hoy. Peor que intentar dejar el tabaco, hoygan. Debo ser fuerte delante del ordenador, abrir la página del Diario Yoya nada más y repetirme una y otra vez: “ni un solo click más”.