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Yoyalodije

Larga vida al Faraón

¿Por qué Ahmed Hassan no jugará jamás un Mundial? ¿Cómo puede ser que la posiblemente mejor selección africana de la historia no esté el próximo verano en la gran fiesta del futbol global? No hay respuesta. Lo que sí está claro es que los pupilos de Shehata, aún sin Zaki, Mido o Abou Trika, son el mejor combinado, y de largo, del continente africano. Su puesta en escena, su sentido táctico, su control del tempo, sus golpes maestros, sus tres CANs consecutivas… son demasiadas las evidencias que demuestran que esta Egipto no ha hecho otra cosa que certificar su entrada con letras de oro en la historia del fútbol internacional. Son ya una selección eterna, haya Sudáfrica o no.

Y lo lograron con la totalidad de escenarios posibles: primera fase immaculada, cuartos con suspense y cierta fortuna ante Camerún, venganza con litros de sangre en las semis y victoria ante la próxima reina en la final, Ghana, porque las Estrellas Negras, que pese a su apodo no han completado un torneo estelar, sí han demostrado tener un libro de ruta y unas piezas jóvenes que pueden seguir –y mejorar- el camino. “El futuro será tuyo, pero el futuro empieza mañana”. Porque el presente era de Ahmed Hassan, el mejor jugador del torneo, del incombustible El-Hadary y sus míticas paradas y famosas celebraciones, del actor secundario con premio al mejor principal para Geddo, un pichichi que ha salido siempre des del banquillo y que se enteró que iba convocado por internet. En cierta manera, el fútbol fue injusto con Egipto en la famosa repesca de Sudán y, por ello mismo, el propio fútbol palió ese acto de indisciplina del destino con un torneo que tenía que ser para los Faraones. Se lo debían, y esa justicia casi divina adquirió su máxima expresión en el EGY-ARG III. El 4-0 a Argelia fue desproporcionado, sí, pero fue la evidencia que en el mundo del deporte siempre hay tiempo para la revancha, aunque la sangría de Benguela fuera una auténtica escabechina tarantiniana. Ya lo escribió el padre de Kill Bill: “Cuando la fortuna te sonríe al llevar a cabo algo tan violento y feo como la venganza, es una prueba irrefutable no sólo de que dios existe, sino de que estás cumpliendo su voluntad”.

Todo empezó sin balón, en el terrible suceso a base de balazos que atentó contra la expedición de Togo. Hubo amago de suspensión pero, ya fuera por decisión propia de cada uno o por presiones externas, la pelota empezó a rodar con una espectacular igualada a cuatro de Keita y sus amigos frente a la anfitriona. Angola y Zambia sorprendieron para bien, y Costa de Marfil y Camerún, para todo lo contrario. Buenos actores, suspenso total en el guión. Sin dirección en el juego, todo radicaba en la improvisación, y se fueron para casa dejando unas sensaciones malísimas de cara al Mundial. Será en Sudáfrica, el primero del continente olvidado, otro más sin Egipto, una selección eterna que buscará alargar su leyenda en la CAN 2012. Allí, en Gabón y Guinea Ecuatorial, volverán a ser el rival a batir, que nadie lo dude.

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FOTOS: EFE