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Solvencia sin trastada

Tras setenta y cinco minutos imperiales en juego y asociación, con un soberbio Iniesta en el encaje y un certero Pedro en el estoque, pareció en el último cuarto de hora de Gijón que volvía esa extraña psicosis terminal de este Barça en los encuentros norteños, donde el buen tono general y el mejor resultado parcial se iban al traste por una pardillada final. Fueron los de Bilbao y Pamplona partidos de solvencia con trastada, y presagiaba algo de eso el dominio sin acierto de los pequeñitos en el Reyno de Navarra.

Y digo los pequeñitos para no centrar en Iniesta toda la maravilla asociativa de anoche y porque la deficiente versión del gigante Ibra se alejó ayer tanto de la tela de araña que estaban tejiendo sus compañeros como del polivalente boya que siguió sumando intangibles, abriendo espacios y dando juego a sus compañeros en los partidos sin acierto ante puerta. Anoche no fue uno de esos. Anoche no sumó sino que (se) desesperó.

Nada grave ni desconocido para los culés. Estos ataques de pánico e impaciencia los ha vivido el Barça en las carnes de Etoo cuando este divisaba pichichis y acumulaba sequías. Cerrará Zlatan el cuadro de ansiedad cualquier día de estos con aquellas Ibralatas que tantos puntos han sumado, igual que en su día las cerró el camerunés con dos goles de Champions.

De Champions, precisamente también ha sido alguno de los goles del gran Pedro. Como también los ha habido de Copa, de Supercopas o de Mundialito. A los tantos de caza mayor añadió anoche el canario un gol de caza menor que desnudó todas las virtudes definitorias de la sensación culé de la temporada. Trepidante conducción con un Ibra tan dispuesto como tapado y majestuosa finalización ante un portero que tapó lo que tenía que tapar. Pedro suma y sigue en el peor año goleador de Henry, que pierde protagonismo por momentos.

Un protagonismo que aglutina ahora un jugador culé que se ha ido ganando su sitio en los últimos años, y que en esta temporada ha hecho su explosión. Se llama Villarato y es la explicación a tanto título y superioridad, el gran culpable de que unos lideren y los otros berreen.
Algo gordo debe haber en juego cuando tantos insignes periodistas se prestan a perder en una burda campaña el prestigio que tanto les costó alcanzar. No descarto que ese algo gordo no sea el director del As sino la Champions del Bernabeu.