Golear a los pericos es una de esas pequeñas satisfacciones que se da uno de vez en cuando en la vida. Cosas a priori intrascendentes, como abrirse una buena botella de vino o ver una buena película, son las que hacen de esta vida algo más llevadero. Así que el Barça decidió ayer darse un gusto y un motivo para que hoy ese sector tan prescindible de la sociedad que se autodenominan pericos tarden un poco más en salir de casa. Pero, como todo lo bueno en la vida, costó.
Luis Enrique sabía contra quien estaba jugando y sacó un equipo de gala sin concesiones ante la importante jornada de Champions del miércoles. Sacó lo mejor que tenía, teniendo en cuenta que Iniesta sale de una lesión bastante larga. Pero el equipo salió extrañamente nervioso al partido como si, realmente, le afectaran estas disputas locales. Por contra, el Espanyol salió como si la vida le fuera en ello y Sergio García, en una jugada precedida de falta, aprovechó una de las tres ocasiones que tuvo para adelantarse en el marcador causando una inquietud conocida en la grada. El Barça se atropelló en esos primeros minutos de partido y apenas causó peligro, a excepción de una falta que Messi, el que sería gran protagonista de la noche, creó y después estrelló en el travesaño.
Todo cambiaría en el minuto 45 de la primera parte cuando el mejor jugador del mundo cogió definitivamente las riendas del partido y soltó un zurdazo con efecto que se coló en la portería de Casilla. Fue un gol clave.
A partir del inicio de la segunda parte el Barça salió desatado y en pocos minutos aniquiló del partido al Espanyol en los mejores minutos de fútbol de ataque de la temporada. A poco de la reanudación, Luis Suárez envió un pase milimetrado a Messi a la frontal del área que se llevó con habilidad en la disputa con el central para después marcar de un fuerte disparo, un gol de clase y convicción.
Siguió el acoso y Rakitic sacó un gran lanzamiento de esquina que aprovechó Piqué para meter un buen cabezazo que supuso el 3-1. El Barça bajó un pelo la intensidad y Luis Enrique aprovechó para realizar cambios: Pedro por Suárez e Iniesta por Rakitic. Ambos mejoraron el juego de equipo. El tinerfeño, a poco de salir al campo, aprovechó una magnífica asistencia de 30 metros de Alba para batir de nuevo al portero internacional del Espanyol. El marcador lo volvió a redondear Messi en una contra que montó él, asistiendo a Pedro que le devolvió de forma precisa para que marcara su hattrick, de los de verdad, sin penaltis por medio.
La misión de este Barça es persistir en el intento, no flojear, que el Madrid note el aliento en el cogote durante toda la temporada e intentar mejorar lo que no acabamos de encontrar la tecla, especialmente,el juego combinativo, la transición defensiva y las pérdidas en zona de riesgo, tres problemas que nos impedirán salir adelante en partidos verdaderamente grandes. El miércoles viene uno de los importantes de Europa, espero ver una mejoría en estos aspectos porque, de lo contrario, lo pasaremos mal, muy mal.
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Un gusto al cuerpo