En publicidad hay una especie de teoría / leyenda urbana sobre la línea aérea Ryanair, que consiste en que la propia compañía hace correr rumores falsos sobre hacinamientos, averías, condiciones nefastas de los aviones, etc. Después la gente, empujada a viajar con esta aerolínea por una cuestión de falta de presupuesto y/o de alternativa, se da cuenta que si bien las condiciones tampoco son excelentes, la cosa no es tan horrible como se temía. Así que en caso de necesidad, repite sin problemas si hace falta.
Se me ocurre que esta teoría de bajar las expectativas hasta el punto de sentirnos la mar de contentos con lo ‘malo conocido’ se puede aplicar perfectamente con Alves, ahora mismo. Porque es una evidencia que el Dani actual está a años luz del rendimiento que podía ofrecer en sus años gloriosos; ni transmite ya esa sensación de estar en todas partes que transmitía, ni tiene el pulmón para llegar arriba y tener suficiente oxígeno en piernas y cabeza como para decidir y ejecutar con tanta destreza, ni recupera la posición defensiva como lo hacía antes. Y la verdad y por mucho que me pese, tampoco creo que sea una cuestión táctica porque en el mundial, con un Brasil que jugaba bien amarradete, Alves las pasó igual de putas que en el Barça.
Sin embargo, ¿qué pasa? Pues que gracias one more time a los Avalators, tenemos que los sustitutos de Alves son una eterna promesa que sufre muchísimo defensivamente a su espalda y en ataque necesita mínimo dos toques para controlar un balón en condiciones, y un brasileño cuyo fichaje debería estar en la Audiencia Nacional. Y que entonces, como las alternativas son todavía muchísimo peores que un Alves en clara cuesta abajo, pero que efectivamente sigue teniendo calidad y siendo un competidor nato, bajamos las expectativas hasta el punto de convencernos a nosotros mismos de que ‘con este Alves nos apañamos’.
Yo sinceramente, a esto lo llamo mediocrización. Pero bueno, como llevamos tres años largos en pleno proceso, supongo que será hora de ir acostumbrándose…