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Yoyalodije

¿Ha creado Guardiola a un monstruo?

Tenemos claro que cada año que ha ido pasando desde que Guardiola cogió el equipo, Messi ha ido creciendo en registros, básicamente porque el ecosistema ha ido deviniendo en una especie de estructura piramidal con el argentino de depredador en la cúspide. Los engranajes se han ido adaptando y retocando para que Messi pueda brillar al 100% y, en ese contexto, aportar todo su talento para la consecución de las victorias del equipo jornada a jornada.

Y aunque esta temporada el Barça ha marcado más goles que nunca, también es cierto que es porque Messi, otra vez, ha marcado más goles que nunca. Messi es una suerte de “agujero negro” (?) cuyo poder podría equiparse sólo a su nivel de absorción. En este sentido, Pedro, Alexis y el resto de jugadores netamente ofensivos, mantienen unas cifras bastante más discretas.

Bien es cierto, por contra, que las lesiones de Villa y Pedro han restado una potencial y suculenta cifra de posibles goles. Nunca lo sabremos. Pero a medida que Messi crece en números, el equipo aumenta con él su dependencia para conseguir el éxito. Bien mirado, podría definirse como la perfecta simbiosis.

La pregunta es, ¿merece la pena proponer una alternativa donde Messi sea un 85% de este Messi y el resto de piezas adquieran un mayor protagonismo? La pregunta no es baladí porque encierra muchas otras elucubraciones que de discutirse en profundidad, podrían beneficiar al conjunto de la institución.

¿Podríamos decir que el Guardiola ha creado un monstruo con Messi? Le ha hecho el mejor, pero esta asunción irrefutable, con el paso del tiempo, podría provocar una actitud viciada tanto del propio jugador como de sus compañeros: a él, cargarle de la presión y responsabilidad de sentirse como tal, el mejor, y obligarse a demostrarlo para superar cada partido, cada segundo que respira; a sus compañeros a cierto relajamiento colateral conociendo que los focos siempre van a estar centrados en el argentino, para lo bueno y para lo malo y, en todo caso, en el entrenador si hubiera que buscar otros responsables.

Y es que si pasan dos partidos sin que Messi anote, nuestro cerebro activa inconscientemente el “runrún” de lo extraño, la alerta de lo anómalo y ese miedo irracional a lo desconocido. Pero si Alexis, Pedro, Cuenca o Tello no anotan tampoco habrá sido un drama. Ellos lo saben y a la larga esa relajación podría traducirse en una falta de motivación para superarse a sí mismos.

Nunca le pediremos a Robin que acabe con el Villano: todos sabemos que eso es cosa de Batman.

La respuesta a esto tampoco es sencilla y puede que incluso Guardiola haya sufrido una buena parte del desgaste acumulado encontrándola. Si el entrenador ya cambió en sus primeros años las preguntas al mundo del fútbol para que las respuestas conocidas no valieran -bajitos en el centro del campo, jugar sin delantero centro, extremos que no lo son, pivotes y defensas que tienen que jugar al primer toque, el portero como iniciador en corto, defender atacando, etc.-, Tito Vilanova tiene el enorme reto de volver a cambiarlas transcurrido el tiempo en el que los que han ido siempre por detrás en esto del fútbol, se terminan poniendo al día.

¿Qué es lo que nadie se espera del Barça, siempre dentro de su estilo -no lo olvidemos-, para volver a reinar futbolísticamente caigan o no caigan títulos (que ya sabemos que de darse lo primero, las probabilidades de lo segundo aumentan exponencialmente).

Disparen, caballeros.