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Yoyalodije

Árbitros condicionados

En los años 60 y previos al franquismo bastaba con coger a los árbitros que pretendían ir de imparciales, meterlos en un despacho y amenazarlos con romperles las piernas (metafóricamente o realmente), y de ello se encargaba el mafioso Plaza, furibundo fascista y anticatalán.

Para los árbitros internacionales como no podían usar ese método, del tema se encargaba Saporta, que era el tiburón blanco en los temas Uefa y Fiba. Cuando pitaban árbitros internacionales en Madrid (en champions y euroliga) se encargaba de recibirlos y agasajarlos, mediante regalos caros, tarjeta sin límite de El Corte Inglés, y comidas pantagruélicas con posterior caidita de Roma burdelaria. (A los que les gustaba el pescado ya le buscaban efebos complacientes)

En la época actual ya no es necesario usar esos métodos. Ahora, aparte del señalamiento que hace la prensa cavernaria cuando un árbitro se desvía del camino correcto (o sea el del Madrid), a los árbitros se les premia o se les castiga económicamente, privándoles o facilitándoles unos ingresos en función de su “comportamiento correcto”. Es decir, si te atreves a pitar mal (entre comillas) al Mandril, como le sucedió entre otros a Ayza Gámez que tuvo la osadía de expulsar a Priscila, al año siguiente te descienden a segunda con lo que no cobras ya los 30.000 por mes + pluses, sino que incluso te vas a tener que buscar un trabajo para subsistir. Ni que decir tiene que todos los que se “comportan” bien pasan a ser internacionales, con lo cual sus ingresos aumentan proporcionalmente, por no hablar del prestigio que adquieren.

En resumen, ahora aunque haya árbitros que pretendan ir de imparciales (que los hay) y hayan hecho una carrera excelente para subir a Primera, se ven totalmente condicionados (y acojonados) con su futuro deportivo.

Aunque a algunos esto no le supone ningún dilema moral, porque les viene como miel sobre hojuelas, ya que son mandrilistas o anticatalanes de fábrica como los Gil Marrano, Hernández Bis, Del Perro Grande y algún otro.

Es lo que hay.