Qué bonito volver a ver las terrazas llenas, todo el mundo con su cervecita disfrutando de la vida liberados al fin de guantes y mascarillas.
Menudo confinamiento fake nos hemos tragado. Hasta ayer abriendo las puertas con el codo y desinfectando hasta la compra, y de un día para otro todos a tomarnos un cacharro al bar manolo, que habrá mantenido en el frigo hasta el brick de leche que dejó abierto hace 40 días. Y si la dejó en la estantería, pues de postre cuajada para todos.