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Crónica

De tres en tres

Hace tiempo que no nos quedarían adjetivos para calificar a Messi si no fuera por la caverna. En su misión imposible de embrutecer la carrera y palmares del más grande de la historia nos han dado motivos para seguir alabándolo sin que suene a redundancia ni a pasteleo. Básicamente, se lo merece. Ni es guapo ni se hace fotos en calzoncillos, habla poco pero cuando las suelta la escala Richter registra movimiento, él suele hablar en el campo, pero no solo con goles, consecuencia de su genialidad, sino por una forma de entender el fútbol que nunca más veremos en un terreno de juego.

Ayer, Lionel Andrés Messi volvió a hacer historia, de nuevo, como si la cosa no fuera con él, 72 horas después de haber pulverizado el récord de goles de la Liga, supera el récord histórico de goles de la Champions casi sin despeinarse. Tiene 27 años y todavía le queda mucho arte que enseñar en un terreno de juego pero, no sé por qué, ya le estoy echando de menos por anticipado.

Con respecto al fútbol colectivo del equipo, ayer se vieron signos claros de recuperación tras ese clic que hubo en la segunda parte de Almería y que ha tenido continuidad contra el Sevilla y ayer contra el Apoel. El equipo volvió a ser eso: una idea de juego en común, basada en la presión intensa, organizada y con la intención de ahogar al rival,  de evitar que el contrario pueda organizarse. La consecuencia inmediata es que ayer el Barça, aparte de los cuatro goles, tuvo muchísimas ocasiones de gol y solo recibió una en la que Ter Stegen estuvo sublime. No hay que caer en un optimismo exagerado pero parece que volvemos al buen camino.

El partido fue un recital blaugrana de inicio a fin. Hubo buenas sensaciones desde el primer minuto de partido y se fueron confirmando en jugadas de peligro y goles en el marcador. El marcador lo pudo inaugurar Messi al primer minuto de partido pero fue Suárez el que lo hizo, por fin, en una maniobra que me recordó a aquel Romario brutal que se iba de los centrales de forma magistral como si fueran juveniles (o del Barça B). Espero grandes cosas de este jugador. El segundo, el primero de Messi, no tardó en llegar en un buen chut de Rafinha en la frontal que desvió lo suficiente la pulga para marcar su primer gol batiendo el récord de goles en Champions. Tras el descanso siguió el huracán Messi, ya completamente desatado y, tras una asistencia de Alves, que no jugará el importante partido contra el PSG por una tarjeta absurda, picó el balón para marcar el tercer gol de la noche. El marcador y el hatrick lo redondeó en una jugada de tiralíneas en la que Pedro asistió al argentino para marcar a placer en la boca de gol.

Es difícil destacar a alguien más pero no me gustaría pasar por alto los buenos síntomas que dio Rafinha hasta su rigurosísima expulsión que le cortó las alas en el que hubiera sido sin duda su mejor partido de azulgrana. Sin duda, nos encontramos en el mejor momento del equipo en esta temporada. Un exigente Mestalla espera el domingo. Buenas sensaciones.