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Crónica

Reality bites

Una buena traducción del reality bites inglés probablemente sería “baño de realidad” y eso es lo que se dio anoche el proyecto de Luis Enrique en París: un enorme baño de realidad. Ayer, antes del partido, todo el mundo hablaba de calibrar, de piedra de toque , de prueba ante un gran equipo como sin duda es el PSG. Pues ahí tenemos el resultado de la prueba: primera derrota de la temporada y un proyecto cogido con alfileres, con buenas telas y diseñadores de categoría, pero frágil ante pruebas de mayor enjundia.

Porque la Champions es la Champions y tiene sus propias reglas y una de ellas es que si regalas dos goles en campo contrario, sueles perder y otra que si pierdes más balones que el contrario es muy difícil que puedas desarrollar tu juego. Si algo positivo podemos extraer de esta derrota es que queda tiempo para trabajar y el cascarrabias de Luis Enrique ya tiene argumentos para exigir la mejor versión de cada uno de sus jugadores de la plantilla porque a un 50% está claro que no da para llegar ni a cuartos de Champions.

El partido, como todos, tuvo dos partes muy bien diferenciadas. La primera, los sesenta primeros minutos, en los que el PSG fue dominador del partido en sus variables más importantes. Con la presión, el equipo de Laurent Blanc desconectó el centro del campo blaugrana y con las bandas, especialmente la de Lucas Moura desarboló el sistema defensivo como pasó el año pasado en el Calderón en Champions. Pero los goles no vinieron por juego sino a balón parado, auténtica pesadilla de este equipo en los últimos tres años. En la primera falta , el deseado David Luiz, controló en el punto de penalty, como Pedro por su casa, ante la torpeza de Mascherano y disparó a placer el uno a cero. El empate de Messi a pesar de ser un gran gol, en una combinación fantástica con Iniesta, fue un espejismo en el desierto de la primera parte. Otra vez  fue una jugada a balón parado, esta vez un córner, que, ante la salida de Ter Stegen a por uvas (la famosa vendimia francesa), remató Verrati, el hombre más bajito en el campo ante la ausencia de Douglas.

El Barça, durante esos minutos, era un despropósito perdiendo balones en todas las líneas y Matuidi redondeó el marcador con un buen gol a la contra. Parecía que nos ibamos a una goleada parisína cuando el PSG comenzó a notar el cansancio y reculó. Luis Enrique entonces sustituyó a un incalificable Pedro por Munir y acabó cambiando al nervioso Alves por Xavi, en un intento a la desesperada con defensa de tres. Y llegó el gol de Neymar y las ocasiones desperdiciadas al final, especialmente de Alba y Munir que merecieron otro resultado en el marcador. Pero, al final, el Barça sufrió la primera  derrota de la temporada, en un campo donde no es ningún drama perder.

Ítaca está lejos, más de lo que creíamos, y mientras tanto nos tenemos que conformar con lo positivo. El buen papel de los canteranos, este Messi renacido de sus propias cenizas y la buena actitud de los centrales. Ayer fallaron los anclajes porque se perdieron muchos balones y es difícil controlar el boquete del Titanic con una bomba de agua, por mucha calidad que tenga. El Barça si quiere llegar a lo más alto tiene que buscar algo más de lo que tiene y,sobre todo, trabajar el balón parado. El proyecto, de momento y en una temporada tan larga como esta, debe ser ganar en Vallecas.