Nota: Post escrito al alimón entre oskarra y 14
Buenos días a todos menos a uno desde mi apestosa oficina de Amsterdam,
Hace muchos días el compañero Hiei (OK) y Jordi se confesaban en la intimidad que proporciona el YOYA sobre sus placeres más elevados y el primero no negaba que uno de los más grandes que siente él, en el ámbito futbolístico, es cuando el Mierdas pierde un partido de Liga o cae eliminado de cualquier competición del KO ; ) .
Bien, siento decirle que este concepto ya está inventado y patentado, cómo no, por los alemanes. Ya lo comentarón dos del cuatriunvirato, Diplo y Lucius, pero nos extenderemos un poco más.
La palabra que se usa para definirlo es Schadenfreude y vendría a ser “Alegría por el mal ajeno”. Según la wiki el término en español se traduce como regodearse, regodeo o regocijo, y es definido por la RAE como Complacerse maliciosamente con un percance, apuro, etc., que le ocurre a otra persona.
Pero mola más Schadenfreude ¿o no? Hablemos de ello.
Es un impulso irracional, un placer incontrolable que aparece al instante o cuando percibimos ese mal o dolor ajeno producirse.
Como casi todo tiene su gradación: puede ir desde la carcajada que se nos escapa cuando alguién se cae al suelo de forma aparatosa hasta la alegría (?) que algunos manifestaron ante los ataques del 11-S.
Sin embargo, nuestra metacognición mezclada con la moral que hemos permeabilizado durante nuestra vida nos inclina a pensar que está mal sentir algo bueno por lo malo de otro. Que en cierto sentido eso puede ir en nuestra contra en un futuro cercano. Yo creo que se confunde con el concepto “desearle el mal a alguien”. Aquí no se desea nada, sólo se disfruta de lo que ya existe.
Vale, con el Mierdas se le desea, reza, ora, trabaja y celebra todo lo malo que les ocurra por su historial, medrando y zapando con todo su poder por el mal del FCB. (desde el turbio caso Di Stéfano hasta el cobarde dedo en el ojo el camino de afrentas y agravios ha sido lúgubre y extenso). Pero quería diferenciar los conceptos que llevan a la superstición.
Este Schadenfreude vendría a ser lo opuesto a la compasión, la piedad o la bondad humana y es directamente proporcional a la percepción de la cantidad de motivos y/o méritos que ha acumulado quien sufre el mal.
Por ejemplo, el extraño gozo mayor que se sentía cuando Dexter Morgan mataba al villano de la temporada en el último capítulo no era el mismo a cuando mataba un “malo de capítulo”.
Del mismo modo, en lo que llevamos de temporada el Mierdas nos está proporcionando dosificadas cápsulas de gozo en forma de derrotas/empates puntuales y a modo de gratificantes ‘capítulos de temporada’ pero, sentados en el sofá con el refresco azucarado y la bolsa de palomitas, imaginamos un final de temporada apoteósico, deslumbrante, grandilocuente, épico (atención spoilers): descabalgados de la Liga (OK), queda verles eliminados de la Champions y echarles de la Copa del Mongol, con el histriónico payaso de Setúbal huyendo cobardemente rumbo a la Premier y la caverna mediática madrileña implosionando entre océanos de bilis y lágrimas. Un escenario idílico. Un Schadenfreude perfecto.
Leo Morgan y Dexter Messi, ambos con barba peliroja, ambos con imagen angelical e instinto asesino, están metidos de lleno en la tarea.
Permanezcan atentos a sus pantallas.