“Y finalizamos los Deportes con la sección diaria ‘La última de Balotelli’. Cuatro horas tardaron los Bomberos en sofocar el incendio que redujo su casa a cenizas. El fuego se originó en el salón de la estancia donde SuperMario había instalado un ninot para ‘montarse sus propias Fallas’, pero ‘el asunto se nos fue de las manos’, según admitió risueño ante la Policía”.
Cuando alguien vuela a éstas alturas, el fútbol pasa a ser una preocupación menor y ya sólo se compite contra la Historia misma. Si la Escala de Richter gradúa la intensidad de los movimientos sísmicos de 1 a 10, Mario Balotelli se erige como unidad de medida de toda chaladura. En adelante, la ya desfasada “Escala de Charlie Sheen” es derrocada por el “Balotellímetro” (BTM). Para ilustrarles en la materia, allá va la tabla de magnitudes:
Intensidad 1 BTM:
Ésta les (nos) incumbe a todos. Alguien informa a Balotelli de que en el Diario Yoya se le pone a caldo. Despues de una frustrante indagación en la Guía Telefónica, acude muy indignado a una parada de taxis para que “le lleven con urgencia a las oficinas del Diario Yoya”.
Intensidad 2,5 BTM:
Harto de que la grúa se lleve su vehículo por 97ª vez en 2 meses, Mario corta por lo sano y se compra una grúa como vehículo habitual. Lo argumenta (no sin parte de razón) afirmando: “Problema resuelto. Nunca he visto una grúa llevarse a otra grúa”.
Intensidad 3,1 BTM:
Lanza al mercado su linea de camisetas “Mario BaloT-Shirts”, cuyos rompedores sloganes las convierten en superventas: “Suck my Ego”, “El semáforo en rojo es para perdedores” o “Probador de Porn-Stars”. Éste último lema servirá como título para su reality en Playboy TV.
Intensidad 4,2 BTM
TV3 censura la emisión del reportaje “A casa de…Balotelli”. En una de las escenas, Mario muestra a la periodista su flota de coches, motos y avionetas. El escándalo acontece cuando malinterpreta la pregunta “¿Podries ensenyar-nos el teu helicòpter?” (Ver Capítulo I)
Intensidad 5,6 BTM:
Sus llegadas a los entrenamientos son emitidas en directo por todas las televisiones. Los sombreros (un día el tricornio de la Guardia Civil, otro un tocado Papal, al siguiente una pamela gigante coronada por una bola de espejos), los trajes (un trikini de cuero negro con tachuelas, un uniforme de Power-Ranger, incluso un body-painting a pelo) o los vehículos (un BatMovil, el coche de la Pantera Rosa o un carruaje de oro como el de la Reina de Inglaterra), hacen que se gane a pulso el sobrenombre de “Lady Gagotelli”.
Intensidad 7,4
En el vuelo hacia la gira USA del Barça, es amordazado en la bodega de equipajes por su negativa a dejar de fumar. Consigue desatarse y prepara una de sus “bromas” como desquite. Despues de revisar varias maletas, se hace con un turbante y una chilaba, se adosa varias cajetas a la cintura e irrumpe entre el pasaje al grito de “Morid, infieles!!!”. Por fortuna, el aterrizaje de emergencia se salda con sólo un centenar de infartos.
Intensidad 8,8 BTM
El sentido del humor se tiene, no se tiene o se tiene como Balotelli. En su debut con la Selección Española Absoluta (en el Bernabeu), muestra su camiseta interior tras marcar un gol. Con la leyenda “Visca Cataluya Lliure… Motherfuckers!!!”. Solo consigue abandonar el estadio oculto en un tanque antiminas y escoltado por el Ejército.
Intensidad 9,1 BTM
Intentando reparar la anterior afrenta, celebra el gol de la victoria ante el Espanyol (en el Camp Nou) mostrando su camiseta interior. Con la leyenda “Yo soy español, español, español,…Motherfuckers!!!”. Sólo consigue abandonar el estadio oculto en el Air Force One, escoltado por un batallón de Cascos Azules y la mayor parte de la 6ª Flota Estadounidense.
Intensidad 10,0 BTM
¿Que cómo superar lo anterior? Muy fácil. Antes del inicio de la temporada, aparecen los primeros rumores sobre un inminente fichaje de Mario Balotelli por el Real Mandril. Convoca una multitudinaria rueda de prensa donde, entre llantos y moqueos, niega con rotundidad la noticia y proclama a grito pelado su fidelidad al Barça. Tal es su fervor que se golpea la pechera bramando “Barça, Barça, Baaaaaaarça!!!”, comienza a besar con frenesí el escudo de la camiseta y debe ser detenido por el Jefe de Prensa cuando incluso intenta comérselo. Abandona la sala entre los aplausos de los asistentes, abatido, gimoteante y bañado en lágrimas.
A la mañana siguiente, Mario Balotelli comparece junto al Presidente blanco en su presentación como nuevo jugador merengue. Ametrallado por los flashes, sonríe a las cámaras y exhibe su hipnótico espacio interdental mientras procede a la firma del contrato. Apretones de manos, palmadacas en la espalda, proliferación de ji-ji-ja-jas, posturitas a lo Usain Bolt. “Sin preguntas, caballeros, sin preguntas”. Mario abandona la sala desternillándose, como si le hubiesen contado el mejor chiste de la historia. Aunque, en realidad, lo había contado él. Horas despues del acto, el abogado del club realiza una angustiosa llamada nocturna al Presidente. Legañoso, con el pijama y las zapatillas aún puestas, éste se frota los ojos con incredulidad al comprobar que debajo del epígrafe “Firma del Jugador”, Mario escribió “TU-RU-RÚ. JA-JA-JA MANDRILERDOS!!!”.
Intensidad BTM Desconocida (Rotura del medidor):
En relación al suceso anterior, consigue que (en el mismo día) el Pleno del Congreso Español y el Pleno del Congreso Catalán aborden su caso. El primero decide (por mayoría absoluta) la retirada de la ciudadanía española y su deportación al cráter volcánico más cercano. El segundo ofrece una jugosa recompensa a todo aquel que ofrezca una pista fiable sobre su paradero. Previamente, el protagonista se acoje al Plan de Protección de Refugiados de la ONU y desaparece de la faz de la Tierra.
Pasan los años sin noticias de Balotelli, que se convierte en un rumor, un susurro, un espectro. Muchos juran haberlo visto en lugares dispares, pero no existe una sola prueba que corrobore los testimonios. Algunos aseguran que se refugia en las Alpujarras, ataviado con una camiseta de “Camarón Vive”, preparando su regreso como primer cantaor flamenco negro. Otros perjuran que merodea las estaciones de servicio y se dedica a pagar la gasolina a todos los presentes, desapareciendo entre la niebla sin dejar rastro. Personalmente, prefiero creer que es cierto lo que, entre escalofríos y en voz baja, aseguran los residentes de la Nueva Masía: en las noches de luna llena, puede adivinarse en una colina lejana la figura atlética de un jinete, cabalgando sobre un tigre albino y emitiendo dementes y guturales risotadas que, con su eco infernal, escarchan los tiernos corazones canteranos.
FIN