Pep no lloró esta vez. La confianza sobre este equipo es tal que él mismo ya ha dejado de sorprenderse de su potencial y hoy casi no se ha inmutado tras la exhibición, una más, en el estadio de Yokohama. Porque hoy ha sido una auténtica fiesta del fútbol, un fiesta a la que incluso los mismos jugadores del Santos se han querido apuntar jugando un partido extremadamente deportivo pese a que prácticamente a la media hora de la Final todos sabíamos que la Copa Mundial de Clubes la iba a alzar de nuevo Carles Puyol.
Las alineaciones del Barça de Guardiola no serán de las que cantaremos de memoria porque creo que no ha repetido ninguna en toda la temporada y hoy no podía ser menos. El Barça salía esta vez sin ningún delantero, a excepción de Messi quien no permite calificación alguna excepto la de hors categorie o de alquimista del fútbol, y por tanto Busi, Xavi, Iniesta, Thiago y Cesc, además del propio Messi poblaban el campo con seis hombres que parecían diez en una dictadura de posesión con las que suelen someter a los contrarios.Pero esta vez había muchas ganas de marcar el primero y nada más sacar de centro se pusieron manos a la obra, y en el minuto 17 tras un par de combinaciones, Xavi controló con la espuela en el borde del área y asistió a Messi por el tapete para que picara con suavidad al fondo de la portería a pesar de que el defensa hiciera un cannavaro.
El Barça no cambió para nada su guión y en otra maravillosa combinación en la que en el más incisivo atacante de la noche (o mañana como según prefieran) Dani Alves asistió para que, tras un primer control, rematara Xavi al fondo de la portería de Rafael. Era el minuto 24 y prácticamente la Final ya estaba resuelta y sin noticias de Neymar o Ganso. La Copa ya era cuestión de esperar.
El Barça bajó el pistón unos minutos pero al borde del descanso volvió a apretar el acelerador de partículas y en una nueva jugada por banda y tras un disparo que rechazó el portero, Cesc remató el balón y el partido que, a partir de ese momento se convirtió en un trámite, un maravilloso trámite en busca de El (parche) Dorado.
La segunda parte no dio opción alguna a los brasileños y el Barça se limitó a tener la posesión hasta un 75% y permitió que Messi se luciera una vez más con un gol tras un regate eléctrico a Rafael para redondear definitivamente un marcador inédito en una Final intercontinental.
Una vez acabado el partido me vinieron una mezcla de sensaciones, además del hambre lógica por la hora , la primera es la facilidad con la que este Barça gana títulos importantes, unos títulos que hace años veíamos ganar a otros por televisión y que ahora parecemos monopolizar con una dulce tiranía. La segunda, el maravilloso año 2011 que nos han regalado estos jugadores y técnicos. El año que más dificultades se habían planteado a priori y teniendo a toda una maquinaria propagandística y mediática en contra, ha sido verdaderamente magistral, una fuente inacabable de fútbol e innovaciones tácticas que, sin duda pasarán a la historia del fútbol. La tercera, el cosquilleo que me ha entrado pensando que un día esto acabará y probablemente Pep buscará un descanso merecido, o simplemente desconectar para dedicarse a su familia y pensé cuánto echaré de menos estos grandes momentos.
Pero al final me alegré al pensar que todavía tenemos a Pep y a Messi y también a Xavi y que aún tienen ganas de seguir siendo los mejores, de seguir dando lecciones de fútbol y, pensando lo afortunados que somos , me fui a comer y es que ya iba haciendo hambre…
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