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Crónica

Goleada para creer

Tras dos remontadas en tres partidos, ya le tocaba al bueno de Xansi un partido cómodo, fácil y sin sobresaltos. De esos que en época no muy lejana eran habituales en Can Barça y que desde el Valverdismo a esta parte ya parecían olvidados. Y las buenas sensaciones de la Flickswageneta, sumadas a un recién ascendido como rival, dieron con la tecla. A los diez minutos, Dani Olmo que parece querer recuperar sus años no lucidos como azulgrana, ya había disparado al palo y visto como se le anulaba –justamente– un gol. Ni un atisbo de nerviosismo en el equipo que, ésta vez no iba de menos a más, sino en modo apisonadora desde el principio.

 

Tras cuatro ocasiones claras de gol, llegaba un koemaniano/marqueziano pase largo de Cubarsí a Nadinhabsolutinha para que el brasileño se luciese: gran desmarque, gran control con el pecho y gran definición. Con el 1-0 el rival seguían sin dar señales de vida y el Barça no especulaba lo más mínimo: Lamine el Chaval asistía a un Robert que confirma que ningún viejazo le impedirá seguir llamando a la puerta del gol.

 

Fruto de la comodidad del marcador, tuvo el Valladolid un mano a mano de Moro que salvó Terstatuen: fue el canto del cisne blanquivioleta para amagar con meterse en el partido. Preludio de un nuevo tiro al palo de Dani Olmo antes de que Koundé aprovechase un balón suelto en el área a la salida de un córner para mandarlo a la escuadra.

 

El contundente marcador al descanso, se antojaba como una misión imposible para los de Pezzolano. No de remontar el resultado, sino de aguantarlo. Porque la Flickswageneta volvió a del vestuario con la quinta marcha. Acaso el inconfundible sello bayerniano de machacar a rivales que ya están en la lona.

 

Y siguió ahogando el Barça al Valladolid sin dejarle sacar la pelota. Sin dejarle levantar la cabeza. Una ocasión de Nadinha y otra de Olmo, sumados a un palo de Lewandowski en apenas 10 minutos hablaban del monólogo local. Y si con el pequeño carrusel de cambios para refrescar al equipo alguien pensaba en bajar una marcha, el pesado de Nadinhabsolutinha se encargó de continuar mordiendo y apretando. Suyos fueron el cuarto gol, tras jugada deslavazada que acabó con el de Porto Alegre empujando el balón a la red, y el quinto tras messianica conducción y asistencia de El Chaval. Con el hat-trick, los FIRPA (Fundadores de la Iglesia Raphínhica de la Presión Adelantada) manifestaban su regocijo y anunciaban el neobaptismo del brasileño: Todinhabsolutinha.

 

Pero continuaba el ataque. Continuaba el onanismo blaugrana. Y llegaba el sexto, obra de otro jugadorazo que no dejó de buscarlo en todo el partido. Cuando Dani Olmo recibía un pase de El Chaval dentro del área, con sangre fría se tomaba el tiempo justo y necesario para recortar la llegada de Comert y la ponía al palo largo. Y es que Dani se ofrece, aparece por todo el ataque, lo intenta y marca diferencias. La auténtica contracara de Cuantomaslejosmejor Juan Infeliz.

 

¿Bastaba el set en blanco? No. Por si no había quedado suficientemente claro, el Valladolid comprendió que no era su tarde cuando vio como hasta Yerrán Torres marcaba con un remate de primeras que hasta tenía cierta dificultad. El partido de los pucelanos difícilmente podrá empeorarse a futuro. Para hacerlo deberían cambiar a Marcos André por Dugarry. Y el francés hace años que decidió colgar las botas para mantener a salvo su legado. Eterno Christophe.

La incontestable victoria no tuvo esta vez ninguna noticia amarga en forma de lesión. Y si bien es cierto que hay que mirar el calendario –aún es Agosto– y el banquillo avisa de que la plantilla puede ser demasiado corta cuando vengas curvas, el simple hecho de que el aficionado azulgrana tenga ganas de ver ya el próximo partido del Barça sabiendo que no será como ir al dentista, empieza a ser el primer gran logro de Flick.