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Crónica

Resultado Oportono

La primera victoria de cierto prestigio del Barça en Europa tuvo un coste bastante elevado: se volvió a ver poco juego y una gran carencia de ideas. Se confirmó que Kalboriol es una nulidad. Que no solo no tiene nivel para ser titular sino para ser un suplente de garantías. Y a ello se sumó la lesión de Lewandowski, la indisposición de Lamine Chaval, un Ter Stegen tocado, la expulsión de Gavi –se pierde el próximo partido- y un renqueo peligroso, por lo reiterado, de Araujo. Súmese a las ya sabidas ausencias de De Jong y Pedri, más la de Raphinha, y la expresión “quedarse en cuadro” empieza a quedarse pequeña.

La parte positiva es que el Barça de Xavi sabe sufrir y competir hasta el final. Este mismo partido, con un rival que corre casi una maratón por partido, se perdió hace apenas dos años en Lisboa por 3 a 0. A destacar que se vuelve a terminar otro partido con la portería a cero en Europa. Y lo más importante, el rival pese a llegar con cierta claridad apenas chutó entre los tres palos. Especial mérito para los dos centrales que agotaron los adjetivos de lo que debe hacer un buen defensa. Para el recuerdo, la acción de Koundé arrebatando el remate a Taremi. Una acción que valió por un gol.

 

Del partido en sí, poco a añadir más allá del derroche físico del Oporto y del alarde de sufrimiento azulgrana. La lesión de Robert mermó el casi nulo ataque visitante pero sirvió para que O Tiburao do Foios verificase su buena estrella. Eso sí, solo cuando sale desde el banquillo. No participó demasiado en el juego pero, poco antes del descanso, aprovechó una buena asistencia de Gundogan –previo error garrafal de Romario cuya única similitud con el brasileño es el nombre– para adelantar a su equipo. Un gol que finalmente se revelaría decisivo.

 

Porque la segunda parte, lejos de mejorar, empeoró aún más la imagen azulgrana. Amarrado al resultado como único salvavidas, el paso de los minutos acrecentaba el dominio luso. La retirada de Lamine, sumado al arrebato final de los locales con cuatro cambios simultáneos, y la salida de Tormento, subió un punto más el ídem. Si es que eso era posible. Y por si fuera poco, Gavi dejó a su equipo con 10 con una acción de parvulario, digna de tirón de orejas, más aún cuando los descuentos son ya casi una prórroga de las de antes. Pero la guardia pretoriana de Ter Stegen volvió a imponer su seguridad para –casi- certificar el pase a octavos. Suena a poco pero tras dos años de penurias hay que celebrarlo.