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Crónica

Camino a Gdansk

El titular más recurrente y fácil sería aquel que diga que “el Barça no fue capaz de ganar al peor equipo del grupo”. Pero ¿y si en realidad el peor equipo del grupo es el Barça? Así ha sido en estos cuatro partidos, al menos en lo que a fútbol se refiere. Y sin embargo, los resultados dicen todo lo contrario. Lo corroboró Piqué al terminar el partido: «Tanto en Liga como en Champions estamos en muy buena posición». Los fríos números dicen que el Barça es líder tanto en la Liga como en su grupo de Champions. Sin embargo, el fútbol dice que lo apuntado en el partido de Praga era cierto: que el Slavia es un equipo atrevido con más fútbol que nombres y el Barça actual, todo lo contrario.

Don Honesto volvió a alinear un once inicial donde la mitad de los jugadores de campo superaban la treintena. Que al final del partido el Slavia hubiese corrido 12 kilómetros más ya no puede sorprender a nadie: solo hay que recordar las cosas que uno era capaz de hacer con 20 años y las que hacía con 30. Los checos, a su atrevimiento, le sumaban ese punto extra de físico al que Valverde no le suele dar importancia. Un despliegue que servía para igualar la supuesta superioridad técnica local y deparaba un partido con muchas llegadas pero pocas ocasiones.

La mejor de los locales, por supuesto, no llegó de su inexistente fútbol sino recurriendo a las fuerzas sobrenaturales de siempre: slalom de D10S desde el medio del campo que acabó con el balón estrellado en el larguero. Quizá sin él, este Barça sería (o será) carne de Europa League. Respondió el Slavia con una jugada “estilo Barça” cuando el Barça era el Barça y que no acabó en gol porque el VAR no entiende de justicia futbolística.

Nada cambió en la segunda parte, donde Messi lo seguía intentando, pero el Slavia ya había tomado nota y lo enjaulaba cual Oliver Atom. Aun así fue capaz de encontrar el hueco para asistir a Vidal: el VAR nuevamente anuló la mejor combinación de esta segunda parte. De esta manera y hasta el final del partido, entre la Castaña Chilena, el Hombre Gris Oscuro Casi Negro, De Jong y Dembelé hicieron la estratosférica cifra de CERO tiros a puerta. El extremo francés, que reaparecía, era el que más alteraba los nervios de los espectadores: para bien, cuando corría y para mal, cuando decidía qué hacer con el balón. Quizá la Premier, más física y de balón largo, sea su lugar natural. No es casual que cuando fue sustituido por Ansu llegaran los mejores minutos del equipo. El chaval comenzó dubitativo, tal vez pensando que estaba en un partido de veteranos: cinco de sus compañeros podrían, por edad, ser su padre. Por suerte, parece tener su cabeza mejor amueblada que Ousmane y en seguida se centró, encontrando más combinaciones con Messi que el Hombre Gris en toda la temporada. Lástima que su asistencia con el exterior del pie al 10, fue frenada por un Kolar vestido de Ter Stegen.

El empate final pudo saber a poco, pues en comparación con los tres partidos anteriores, tal vez fue el mejor partido de los azulgrana en lo que va de Champions. Es difícil hablar de merecimientos cuando de los 8 puntos que suma el equipo hasta el momento tal vez no haya merecido ni la mitad. El problema es que el listón de juego está tan bajo que junto a él comienza a bajar el nivel de exigencia. La clasificación para octavos queda en el aire y se podría conseguir la próxima jornada ante el Borussia, en un choque que se perderá Piqué por sanción y que le dejará tiempo para centrarse en la Copa Davis. Un nuevo tropiezo en forma de empate o derrota ante los alemanes significaría ir a Milán a dilucidar quién jugará la Europa League. Con o sin D10S.