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Crónica

Este partido ya lo he visto

Si estuviéramos en 2017 y esta fuera la primera temporada del entrenador, todavía a mediados de septiembre y en el primer partido de Champions fuera de casa, uno tendría la tentación de culpar solo ligeramente a Don Honesto de los penosos partidos que el equipo viene haciendo fuera de casa en este inicio de temporada. O incluso apuntar que tal vez el Txingurri sea una víctima de jugadores acomodados… Pero no, estamos en 2019 y este partido ya lo hemos visto demasiadas veces en los últimos 24 meses.

Que De Jong, acaso el jugador más inteligente sobre el campo, sea uno de los que menos toca el balón parece ser una consigna al estilo del Tata Martino y su “intentaremos que Messi toque el balón lo menos posible”. Que el equipo no tire ni una sola vez entre los tres palos en toda la primera parte, parece ser otra. Y que El Hombre Gris ha llegado para sustituir a Chutinho ya no es una consigna sino una realidad. No se hace difícil imaginar la conversación a su llegada a la ciudad condal:

—Don Honesto: “Bienvenido Antoine, ¿como te ves para sustituir a Coutinho?
—Hombre Gris: “Lo haré perfecto, Míster”

Más llamativa aún es la facilidad con la que los rivales llegan hasta tres cuartos de campo y lo poco que necesitan para generar una ocasión. Que así no se puede ir por esos campos de Europa lo saben de punta a punta del continente. De Roma a Liverpool, concretamente.

Y es que pasaban los minutos y se acumulaban las malas noticias: la racha de Luis Suárez sin marcar fuera de casa en Champions se alargaría aún más. Llegaban también los despropósitos, con la lesión muscular de Jordi Alba, algo esperable en un explosivo lateral izquierdo mayor de 30 años, solo para ver que su sustituto natural, fichado a golpe de talonario, ni siquiera estaba en el banquillo. Y también los malos modos: si alguien no entendía las suplencias de Rakitic, su funcionarial partido de hoy da muchas pistas.

Por suerte para el Barça, cuando no está Messi (eso que saltó a falta de 30 minutos era un holograma 3D) para disimular los esperpentos de este equipo, casi siempre está de guardia Ter Stegen. Tal vez inspirado por volver a su tierra natal, o por el propio nombre del estadio (Signal Iduna es un grupo asegurador alemán), sus constantes intervenciones milagrosas, incluida una portentosa parada a Reus desde el punto de penalti, salvó a su equipo de una (nueva) debacle europea. Der Heilige fue la única noticia positiva durante los 90 minutos. La otra fue que los dos rivales fuertes del grupo habían empatado en casa y el Barça había empatado fuera.