Mañana del 7 de junio de 2015
Queridos yoyeros,
Ge desaparecido en la últimas semanas y no he podido participar en la celebración de la quinta ( tampoco he aparecido tras la final del chupito del preparao)
No me he ausentado para evitar de admitir que me he pasado, por ejemplo, en mis críticas al héroe del marketing que viste la camiseta número 11 de nuestro equipo. O en mi frialdad con respeto al trabajazo hecho por Lucho.
Si os interesa saberlo, estoy encantado de haberme equivocado, aunque los dos no serán nunca santos de mi devoción.
He tenido que ausentarme para despedirme de quien me hizo conocer este juego, la primera persona que me lanzó cuidadosamente una pelota y que reclamé que se la devolviera. Pero no con las manos, sino dándole con el pié.
No he tenido una relación idílica con él, sino ha sido más bien una relación de cariñosa, polémica y permanente estima mutua.
Pensando en él, mucho de los mejores recuerdos están asociados al fútbol, al calcio o, para decirlo en mi dialecto, a a ú pallone ( la e final es muda)
Me llevó a ver mi primer partido con menos de 4 años. Recuerdo haber llegado al estadio de mi ciudad muy emocionado, subir lo escalones y sentarnos en la grada de rigurosa madera sobre tubos de acero. pero no en los escalones más bajos, como yo deseaba, sino en el más alto, pues cómo él me decía los que ven el partido desde abajo no entienden un pimiento del partido y tienen cara de gilipollas. Mala leche no le faltaba.
Así cómo no le faltaba capacidad de contar sus vivencias de aficionado objetivo,hasta cierto punto, de fútbol.
Sarti; Burgnich, Facchetti, Bedin, Guarneri, Picchi; Jair, Mazzola, Milani (Peiró, Domenghini), Suárez, Corso. Entrenador: Herrera, me lo aprendí de memoria a pesar no haber conseguido convertirme en interista visceral cómo el. Ha sabido contarme de este equipo y permitir hacerme una idea de cómo eran estos jugadores, a pesar de la épica que le ponía cuando contaba la capacidad contragolpeadora de este equipazo. Hasta el punto que llegué a montarme una realidad paralela en la cual Sarti hizo una sola cantada en toda su carrera, Burgnich no había sido superado nunca con un regate por el delantero que tenía que marcar, Facchetti nunca hizo una sola falta, Jair era el jugador más veloz que nunca se ha visto y Mario Corso, a pesar de su lentitud y afición al vino un genio incomprendido del balompié.
Me consuela saber que el último estadio en el que entró fue el Camp del Barça y que el último partido que he visto en la tele con él ha sido un Eibar-Barça y me preguntó por qué no jugaba Xavi, jugador que le chiflaba por su inteligencia.
Si estoy aquí en este agora virtual, indirectamente, se lo debo también a Giuseppe, Pino para los amigos.
P.D.
Papá, le debes una a mi Barça.
Podrías seguir vanagloriándote del hecho que el Inter sigue siendo en único equipo italiano que ha conseguido un triplete. Anoche he soñado contigo. Estabas irónicamente sonriendo mientras me decías ” hay que apoyar a todos los equipos italianos, sobre todo la Vecchia Signora” y partirse de risas por la nueva derrota de la Juventus, que sin tragedias (Heysel,1985) o sin doping (1996) no saber lo que es ganar copas de Europa, o Coppe dei Campioni.
Papá, si existiera el más allá hay una nueva gran noticia de la cual podría disfrutar. Una vez más, un tal Luis Suárez, tu máximo ídolo, ha vuelto a purgar la Juve