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Crónica

La batalla del Calderón

El Barça salió vivo ayer de una encerrona en toda regla de una de las situaciones más antideportivas que uno ha visto desde que salió Mourinho de la Liga española. Y es que el Atlético se plantó en la vuelta de cuartos con un terreno de juego impracticable, en el que, efectivamente, parecía que el balón saltaba como conejos, algo provocado por una decisión del entrenador rojiblanco que planteó el partido como una cacería con dos objetivos claros, o más bien cuatro, los tobillos de Neymar y Messi.

Así, Mario Suárez, con un arbitraje justo, no digo de los que recibimos en el Camp Nou, sino medianamente justo, hubiera durado aproximadamente cinco minutos en el campo, y no mucho más Raúl García, auténticos cazadores de tobillos programados de una forma descarada por su técnico. Si a esto añadimos que Torres marcó a los cincuenta segundos de partido espoleando un público fanático y claramente antideportivo, cabe concluir que ayer los jugadores del Barça demostraron su categoría y sus arrestos para salir de una situación tan adversa. Orgullo.

Siguiendo con la crónica de lo ocurrido tras el primer gol de Torres cabe decir que el Barça buscó devolver pronto el golpe y lo pudo conseguir en una contra que inicia Messi con un fantástico quiebro y pase a Suárez que se inventa una asistencia de primeras a Neymar que utilizó su velocidad endiablada para empatar el partido con un chut ajustado al palo. Este gol calmó un poco la agresividad del Calderón.

Pero en una jugada sin trascendencia de Juanfran, otro miserable deportivo, éste se tiró descaradamente sobre Mascherano a un palmo del área y Gil Manzano, que tenía unas ganas locas de pitarlo, marcó el punto de penalti. Raúl García volvió a adelantar a los locales.

El Barça no se amilanó ante la posibilidad de remontada atlética  y en un córner bien sacado por Rakitic, gran especialista en la materia, Busi, con su 1,90, la pudo tocar claramente con la cabeza y Miranda intentando despejar, se la coló a su portero . Era el empate en el marcador.

La eliminatoria en ese momento estaba casi en el bote y siguió buscando el gol en esta loca primera parte y, de nuevo, tras una reclamación de penalti en el área culé y en una jugada iniciada por el más grande, éste asistió a Alba que venía en carrera y tuvo un último resuello para tocar al centro del área para que, Neymar, el hombre de la noche, marcara con suavidad y tras un dribling al portero, el 2-3 en el marcador. Parece que sentó mal a todos los locales el hecho de que el brasileño se tocara la oreja olvidando un gesto similar de Mandzukic hace apenas quince días en el Nou Camp. Memoria selectiva.

A partir de ahí y en toda la segunda parte en la que salió el Atlético con un menos por la expulsión de Gabi, se produjo una situación especialmente vergonzosa. El Atlético ya no buscó portería y se limitó a repartir patadas a discreción, especialmente a Neymar y Messi quienes recibieron en sus tobillos con bastante impunidad arbitral. Gil Manzano tuvo miedo de dejar al Atlético con 7 y el Cholo eso lo sabía. Después, en rueda de prensa, y demostrando su cinismo, Simeone dijo que jugaron así “por el bien de la institución”. En esta segunda parte ocurrieron cosas para olvidar, como el feo gesto de Juanfran a Neymar recordándole la eliminación del Mundial y el insólito lanzamiento de bota al linier por parte de un desquiciado Turán. No se puede aplaudir más a esta banda de macarras marrulleros que se llama Atlético de Madrid. Quiero recordar que en el último partido de la pasada Liga, el árbitro nos robó descaradamente el título anulando un claro gol de Messi y el publico (más orgullo) se levantó a aplaudir a los campeones. Esa es la diferencia, Cholo. Existe otro mundo aparte de “los de colorao son los nuestros”. Ojalá te largues pronto a la Premier con tu maestro.

Respecto al Barça, ahora sí que creo que aspiramos a todo. La Copa está muy cerca y, con un poco de suerte, estamos en condiciones de disputar los títulos grandes al maligno, Bayern, Chelsea y compañía. No pido suerte, solo salud.