Creo que último año de Pep fue muy significativo para diagnosticar los problemas actuales del club.
Recordemos, fue el año de la liga del parking de Mourinho, Floper campando a sus anchas en la federación y los jugadores y entrenador machacados impunemente por la caverna. Y Rosell mirando al empedrado como si la cosa no fuera con él. Fue el año de la revolución táctica de Pep, de buscar el 3-4-3 de una forma sistemática y de sentar a Piqué y a Alves en la grada. Problemas que no llegaron a solucionarse y se han hecho enormes con el tiempo. Fue el año de un Messi agotado por tanta exigencia y de un Pep que tiró la toalla desde que dio por perdida la Liga. A Sandro no se le ocurrió otra cosa que reventar una amistad de décadas con Tito, poniéndole el caramelo envenenado de sustituir a Pep en la boca para después utilizar la enfermedad de Tito para dejar en evidencia a Pep de un forma rastrera y miserable. Lo del Tata fue hasta cómico, preguntando al presidente de Paraguay por el teléfono de Martino.
Ahora llega Luis Enrique, un entrenador que, a pesar de ser un tío bien considerado por la afición, todavía lleva la “L” y se encuentra con los mismos problemas que vio Pep en 2012 pero elevados a la enésima potencia por la inacción, la podredumbre y la incompetencia de la Junta y su secretario técnico. A esto hay que sumar que los demás equipos llevan reforzándose años y tienen mucha más estabilidad institucional.
Ante esta perspectiva la única solución es convocar elecciones de forma inmediata, tirar Zotal en los despachos y partir otra vez de cero con las nuevas enseñanzas de Johan. Pero sí, ahora resulta que el culpable de todo es Messi. Mierda de club.