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Crónica

El nombre de los récords

Ayer, al acabar el partido, me di cuenta de que el récord de Zarra no existía, que nunca volverá a llamarse así. A partir de ahora, y por muchos años, se llamará el récord de Messi. Porque la carrera de este hombre , si es que lo es realmente, es tan bestia que, cuando se retire, no habrá un récord futbolístico que no tenga su nombre. ¿Recuerdan aquel spot de Nike de hace una década? “Soy Leo Messi, recuerden mi nombre”. Y vaya que lo recordaremos.

Mi obligación es contarles el partido y lo primero que quiero hacer, y para que no se me olvide, es hablarles de Xavi. Luis Enrique, tras tres largos meses de competición se ha dado cuenta de que el Barça, sin Xavi, es menos Barça y que, a pesar de su ostracismo durante los primeros partidos, si este Barça tiene que llegar a ser algo esta temporada va a serlo, para bien o para mal, con Xavi en el campo. Ayer Xavi, con 35 años, fue el engranaje perfecto que hizo funcionar a las mil maravillas este Barça que, con él, volvió a las largas posesiones y a dominar el tempo del partido algo que con Rakitic y Rafinha es, poco menos que, ciencia ficción.

Del otro que quería hablar (aparte de Messi, claro) para empezar era de Piqué ¿es tan difícil que mantenga el nivel de ayer todos los partidos?¿es necesario que pase tres partidos en la grada para percatarse? Gerard es el mejor central de la plantilla con diferencia, ya sé que no es mucho decir pero es lo que hay y, a poco que se centre en su profesión, tiene que seguir siendo titular en un equipo que lo necesita.

Como ya podrán imaginar los que han leído hasta aquí, el partido de ayer contra el Sevilla de Emery me gustó. Me gustó el Barça con la presión alta, con Busi volviendo a ser él, me gustó ver a un Alves cubriendo mejor su banda y a un Alba con un despliegue físico espectacular. Me gustó Suárez, mucho, y pensé lo tarde que ha llegado al club y por gustarme, me gustó hasta Neymar, a pesar de que no acaba de comprender el juego del equipo.

Así, el resultado, siendo algo exagerado,reflejó el buen partido azulgrana y la poca fe del Sevilla en sus posibilidades. Destacó la belleza del primer gol de Messi, una falta en la frontal del área sacada con la maestría de esa zurda mágica del argentino. El balón cogió un efecto de billar y se alojó en una telaraña de la escuadra de Beto. Echaba de menos estos goles de Messi. La segunda parte comenzó fatal, con una jugada en la que hubo fallos en cadena en defensa y Alba acabó metiéndose el empate en su propia portería. Otra vez la mala suerte. Pero, afortunadamente, ayer el día estaba para otros fastos y Neymar aprovechó un regalo de Xavi y soltó un cabezazo espectacular que, apenas un minuto después, volvió a adelantar al Barça. El gol fue clave.

El Sevilla quiso entonces reaccionar y, por primera vez en el partido, adelantó líneas causando algún problemilla a la defensa. Pero ya se sabe, la manta es corta y si te tapas la cabeza, se te hielan los pies. Piqué mandó un balón milimetrado y Suárez se escapó de su marcador, aguantó el balón y esperó la llegada de Rakitic que cabeceó el 3-1. El Barça, a partir de ahí, se desmelenó y en  la tercera contra consecutiva , Messi se encontró en un cara a cara con los centrales en velocidad y ahí es imparable, tenía a Neymar a su izquierda y a Suárez a su derecha, ahí es nada, eligió al brasileño que la devolvió a boca de gol para que el argentino superara ya el maldito récord. Suárez se quedó con la caña preparada. Los compañeros mantearon al héroe de la noche. Para poner la guinda de una noche perfecta, Messi hizo uno de sus clásicos, gambeteo por el balcón del área, mini pared y zurdazo que se cuela en la base del poste. Parece como si para celebrar el récord, Messi hubiera preparado una sesión de grandes éxitos.

Si lo visto en los 90 minutos fue bueno, lo que escuchamos una vez acabado el encuentro fue mejor. Después de una nueva muestra de cariño de sus compañeros en el segundo manteo de la noche (qué recuerdos) el club preparó un vídeo de homenaje y Bartu y Zubi no pudieron resistirse de salir en él. Lo pagaron caro. El público que quedaba en las gradas silbó con fuerza al presidente okupa y al secretario holgazán haciéndoles saber que les tienen fichados, que saben donde viven. No sé si a Messi, que de tonto no tiene un pelo, le gustó más el vídeo o los silbidos pero quedó patente que, aunque  a veces parezca lo contrario, el barcelonismo sigue vivo y no perdona a aquellos que están destruyendo la ilusión del mejor equipo de la historia. Aún queda esperanza.