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Crónica

Orgullo y trampas

Una vez más Unai Emery le planteó a su obsesión un partido lleno de trampas. Su obsesión se llama Pep y se apellida Guardiola. La primera trampa que ha creado escuela es un impresentable césped, digno de un equipo de regional que llevaba días sin ser regado ni arreglado. Una especie de campo de trigo en el que el balón no circulaba. Fueron innumerables los pases que se quedaban cortos, las trayectorias del balón que parecía ir tropezando con hormigueros y las largas conducciones como única solución para llevar el balón desde la defensa al ataque.Alguien les tenía que decir a estos entrenadores “valientes” que estamos hablando de un espectáculo por el que se pagan millones de euros y que con estas tretas de perdedor no se llega a ningún lado. Afortunadamente no le salió bien la jugada al tramposo de Emery.

La segunda, la actitud de los jugadores valencianistas que estaban como fuera de sí, realizando entradas de una extremada violencia que González González no supo frenar. De hecho tanto Jonas como Albelda no debieron acabar el primer tiempo.Pero no, el villarato es la mano de Pinto. Como ejemplo de esta actitud la entrada de Mathieu que le partió la ceja a Cesc, no se explica que hacía el pie del francés en la cabeza del catalán en esa jugada.

Con estos condicionantes y las ausencias ya sabidas en el Barça, a las que se unió Xavi “que necesitaba parar” se planteó un partido con muchas imprecisiones y excesivas pérdidas de balón provocadas por el ímpetu  y, en algunos casos, la violencia no sancionada de los jugadores del Valencia. Así, la primera jugada reseñable fue la infinitamente repetida por televisión en la que le llegó el balón con ventaja a Soldado se fue hacia portería junto con Piqué que le intentaba cubrir en carrera para evitar que rematase. En esas que salió el alocado Pinto y cuando se dio cuenta de que no llegaba con el pie se tiró al suelo para cubrir con el cuerpo dándole involuntariamente la pelota en el brazo tras rebotar en su costado. El árbitro dejó seguir la jugada al interpretar que la jugada era involuntaria aunque debió señalar falta. No entiendo que eso sea roja por varios motivos. El primero porque es evidente que la mano no es voluntaria, y el segundo porque Piqué estaba a la misma altura que Soldado por lo que no era una ocasión manifiesta de gol. Pero lo dicho, hoy se hablará mucho de esa tarjeta y muy poco de la violencia de los jugadores valencianistas.

El planteamiento táctico de Pep con una doble banda derecha con Puyol, quien dejó a Alves en el banquillo, y Cuenca estuvo pensada a raíz del partido de liga en el que Mathieu entraba como Pedro por su casa. La receta fue bien a excepción de la jugada del gol del Valencia en la que el francés pilló a Puyol adelantado y ya en carrera  pudo centrar atrás para que Jonas fusilara  a Pinto o Colorado como ayer quiso llamarse nuestro peculiar segundo portero.

A partir de ese momento, y a la fuerza, el Barça despertó y nueve minutos después del 1-0 en una doble ocasión en la que Alexis falló un gol clarísimo a bocajarro frente a Diego Alves. El córner posterior convirtió en villano al héroe Alves que se tragó un balón al segundo palo que Puyol remató , como ya hizo en el Bernabéu, dentro de la portería valencianista. A partir de ese momento dominó más el Barça y tuvo ocasiones muy claras para sentenciar la eliminatoria, pero el nuevo fallo de Messi en una pena máxima y los postes no quisieron quitarle emoción al partido de vuelta.

El Barça jugó anoche la semifinal muy justo de efectivos y con algunos jugadores fuera de su mejor forma. Aún así dejaron al Valencia en su estadio con una sola ocasión de gol y solo la mala fortuna impidió un resultado más contundente a favor de los azulgranas. Eso habla y muy bien de la tan discutida actitud de los jugadores que fue para mí, fantástica, aunque no hicieran el mejor partido de sus vidas. El Barça de febrero de 2012 es el que es pero aún le llega para seguir compitiendo en todos los frentes. Esperemos ir recuperando a los lesionados y los sanos que vayan cogiendo su mejor forma, por actitud y ganas ya tengo claro que no va a ser.