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Crónica

Deberes con nota

A.D. CEUTA 0 – BARÇA 2

Hay que agradecer al Barça su propuesta de invitación a la diversión en la noche de hoy, aspiración tradicionalmente incompatible cuando se dan este tipo de envites engorrosos que suelen invitar a la pereza institucional, al relajamiento de los futbolistas y al bostezo del respetable. Al menos, en los primeros cuarenta y cinco minutos de partido.

La primera mitad fue un puro e inesperado entretenimiento del Barça: un equipo intenso, alegre, bullicioso, correoso, confiado y veloz, al que el bajo nivel de su rival no le hizo menguar ni un ápice su nivel de concentración, compromiso y ganas de gustar y divertirse para dejar resuelta la eliminatoria por la vía rápida y dejar su impronta impoluta de equipo bello y eficaz allende el estrecho mar. El Barça fue el equipo entusiasta en contraposición al equipo caballa, que parecía pasar de todo como si de un grande se tratara. Ceuta fue testigo de excepción de un Barça futbolísticamente made in Pep, con un 11 titular de suplentes y chavales sobradamente preparados del B, lo que hizo más disfrutable la cosa. Los dos buenos goles de Maxwell y Pedro pusieron luz y lógica a un tiempo de juego chispeante del Barça que repartió fútbol de altos vuelos, jerarquía, templanza y reivindicación en algunos de sus futbolistas y entretenimiento, mucho entretenimiento. Sólo un lunar a destacar, la luxación del hombro de Jeffren, obligado a abandonar del terreno de juego cuando su efervescente (y a veces alocada) aportación individual casaba con la alegría y empuje del juego que desempeñaba el equipo.

La segunda mitad fue otra cosa, digamos un reflejo fiel de lo habitual en un duelo de fuerzas entre un transatlántico de primera división y una barcaza arregladilla de segunda B: más empuje del local, que ejerció por fin de orgulloso equipo menor pero con la misma falta de calidad y mayor relajación blaugrana, que con el trabajo hecho y la mente quizás puesta en el Sevilla, bajó la guardia e intensidad, instalándose peligrosamente en un dejar pasar enmascarado eufemísticamente en ahorro de esfuerzo. Es justo decir que en tal escenario de pereza y aletargamiento culé nunca se renunció al ataque en pos de incrementar el marcador – y hubo ocasiones para ello – aunque, en justa correspondencia, sufrió algún que otro conato de susto, que no llegó a tal por la mala maña de los jugadores caballas.

En definitiva, el Barça cumplió con su faena, a tramos aplicado y divertido, a ratos borrado. Su comportamiento ejemplar e irreprochable en la primera mitad debería otorgar condescendencia e indulgencia al juego del equipo en la segunda. No fue un partido exigente y el Ceuta nunca intimidó ni incomodó. Hecha la contextualización pertinente, el Barça hizo lo que debía, lo suficiente y necesario para ganar. El camino hacia las grandes batallas en Copa está plagado de peajes indeseables. Que menos que hacerlos interesantes. Por ejemplo, en el que nos ocupa, poniendo el foco sobre determinados nombres propios: espléndidos Bartra y Fontàs, que deberían reabrir el debate para la temporada que viene de si, definitivamente, estarán listos para dar el salto al primer equipo tras su temporada de máxima exigencia competitiva con el Barça B en segunda, asumiendo que el primer equipo necesitará refuerzos en su eje central; eficaz Mascherano, cada día más cómodo, más suelto, más adaptado y más jerárquico en el equipo; decepcionante Thiago en un partido que le otorgaba protagonismo en fase creativa y ofensiva como para lucirse; y patético Bojan en una actuación llena de fatalismo y desacierto, que agrava la crisis de ansiedad de los dos 9’s actuales del Barça ante sus desaciertos de cara a puerta y alarga la maldición de los postes en lo que ya se vislumbra en ello algo de naturaleza maléfica que ni el más reputado de los exorcistas sería capaz de expulsar.