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Los campeones de todo no perdonan nada

A noventa minutos de otra copa. Así se plantearon Pep y sus titulares la vuelta de la Supercopa. Sin noticias el 3-1 de la ida, de la resaca mundialista, de la baja forma de los recién llegados. El campeón insiste en el decidido empeño de parar la historia, cambiarla y subir el listón para que las futuras generaciones no tengan dudas sobre las expectativas del nuevo y colorido Barça. El Barça que ha adelantado al otrora glorioso Madrid de los 72 trofeos, el Barça de los 74 títulos. 32 de ellos en los últimos 22 años.

No es casualidad que desde la llegada del Cruyff entrenador, del Johan refundador, el Barça haya ganado 10 de sus 20 Ligas, 5 de sus 25 Copas, 8 de sus 13 Supercopas, 2 de sus 4 Recopas y todas, absolutamente todas, sus Champions (3), Supercopas de Europa (3) y Mundial de clubes (1). El Barça sabe a lo que juega, estén o no los jugadores en su peso ideal, tenga o no su imponente entrenador el fondo de armario que desea, juegue o no la nueva hornada que llega con la lección aprendida, el gen ganador y la calidad garantizada. Lo cierto es que hace dos años este equipo contaba con ocho títulos menos y estaba lejos de la cúspide del fútbol mundial, privilegiado enclave al que no dan síntomas de querer abandonar.

El propio Guardiola se extrañaba en la rueda de prensa posterior al tremendo varapalo al Sevilla del gran rendimiento de su equipo pese a la poca carga de trabajo en el grueso del grupo. No estaba para muchos excesos Piqué y se marcó un partido casi a la altura de su reciente leyenda, no se esperaban exhibiciones Xavi y se sacó del juanete un pase al hueco sólo a la altura de los grandes cerebros y, sobretodo, no presuponía el físico de Leo Messi el maravilloso hattrik que estaba a punto de materializar. El noveno que consigue como culé (uno en Champions, Copa y Supercopa, y 4 en Liga), que le reporta su gol 130 con el primer equipo para ponerle a la altura de Etoo y Rivaldo y un poquito más cerca de Cesar y Kubala. Casi nada.

Debió pensar el sábado Antonio Álvarez que en mala hora le endosó el Sevilla de Juande un 3-0 al Barça en la sintomática Supercopa’06 en Mónaco. El deseo de vendetta azulgrana no tiene límites y anoche los de Pep enlazaron el tercer 4-0 consecutivo contra los sevillistas en los tres últimos partidos en el Camp Nou. como en los dos precedentes ligueros, la superioridad azulgrana se plasmó desde el inicio, cuando Bojan desperdició en un par de remates parte de la confianza que depositó en él Guardiola al ponerle en campo en vez de Ibra, la otra gran comidilla del partido.

Porque si Pep quería que anoche no se hablase del sueco escogió el camino equivocado, pero si se caracteriza por algo el de Santpedor es por su basto conocimiento de todo el entorno culé. Que el equipo rindió mejor con Bojan que con Zlatan a finales de la pasada liga es un hecho tan incontestable como que ganar la Supercopa xx la armonía de un vestuario, que el establecimiento de roles en un grupo ganador. Ahí se está cociendo algo que desconocemos. A estas alturas de la película no sería nada descabellado pensar en que una posible salida del crack sueco, siempre y su marcha coincidiera con la llegada de un jugador de primer nivel. En Inglaterra aseguran que ese jugador sigue siendo Cesc, y que su conformidad en quedarse un año más al lado de Wenger no es tal, sinó un acto más de esta tragicomedia de ida y vuelta.