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Yoyalodije

Mi última reflexión

Se acabó la campaña. Cada cual la ha luchado como ha sabido. Al final mucho ruido y pocas nueces. Ha habido guerra sucia, pero la justita. Mejor así. Sin alianzas, ni sorpresas de última hora. Yo estoy más o menos satisfecho. Hubiera podido ser peor, la verdad. Al final, habrá un ganador y algún derrotado, pero la manera en cómo se han acabado desarrollando los hechos diría que ha fortalecido la salud del club. Ojalá los años que vengan no sirvan para hurgar en viejas heridas y lleven al Barça a esa mínima comunión de intereses que nos hace más fuertes como club. Ese es mi principal deseo.

Yo me he venido posicionando por Benedito y así lo haré hasta el final. Es más una cuestión de instinto culer que otra cosa. Me parece bueno para la entidad romper de una vez por todas con el bipartidismo, con la idea de que o mandan unos o mandan los otros. Sólo Benedito me ofrece la garantía de entender el club de un modo distinto al de los últimos años en ese sentido. Prefiero que el Barça avance hacia una nueva aventura, otras metas, nuevos caminos que nos metan de pleno en otras batallas. Quiero que la Historia del Barça la escriban otras personas, otros modelos, otras propuestas y que los libros no hablen en el siglo XXI de la misma división social que imperó a finales del XX. Y con el único que no detecto ese riesgo es con Benedito.

Me explico: la presunta victoria de Rosell me atufa a una reabertura de vicios pasados. No quiero a Laporta rajando a la primera. Las vendetas no tienen sentido en un club de fútbol. No quiero a nuñistas sacando pecho como si hubieran recuperado el club. No me gusta un presidente que se ha acercado a muchos para ganarse el sillón, olvidándose de muchos otros. En eso, la verdad, veo pocas diferencias entre los unos y los otros. No me gustan los exclusivismos, no me gustan los ismos en general y me temo que pueda florecer ahora el rosellismo, si es que no existe ya.

Por este motivo, estamos aún a tiempo de apostar por una vía distinta. Una opción que tiene su esencia en el cambio iniciado en el 2003 con Laporta, pero que conduce el proyecto hacia una visión diferente y en parte, por explorar. Cierto que Rosell ha intentado defender la idea de un Barça de tots, pero no es menos cierto que no acaba de transmitir fiabilidad con ese mensaje. El Barça tiene pinta de convertirse en el club de todos aquellos que le han apoyado, o al menos eso es lo que está esperando mucha gente. Favor por favor. Ahora me toca a mí, Sandro. ¿Qué hay de lo mío? Y eso, no es un buen augurio.

Ojalá me equivoque. Ojalá me falle mi instinto. Ojalá Rosell tenga muy claro que una cosa es ser candidato y otra bien distinta es ser presidente. Ojalá Sandro sea fiel a su lema y todos podamos sentir el Barça como nuestro. Ojalá primen los criterios de profesionalidad a la hora de repartir cargos, ojalá impere la justicia, la eficacia, ojalá, como dice Guardiola, se piense lo mejor para el Barça en cada decisión, porque así seguro que no habrá nada de qué lamentarse. Pero a mí, ese perfil, más que Rosell, Ingla o Ferrer, me lo ofrece Benedito, un hombre que llegaría limpio de polvo y paja, que tomaría cada decisión como si fuera virgen y sin nada que deber a nadie, sólo al Barça.

Y ya que me siento con el derecho de ser exigente con el nuevo presidente, también me exijo en mi condición de buen culer el ser responsable aportando mi solidaridad y mi compromiso hacia el que salga elegido. No tiene razón de ser el resentimiento hacia nadie, aunque sí la crítica y la discrepancia si las cosas no se hacen con el mínimo de honestidad y decencia que merece el Barça. Gane quien gane será mi presidente, tendrá mi respeto y espero, que el de toda la culerada. Seguro que sí.