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Yoyalodije

Alí, bomayé!

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En la calurosa noche del 30 de Octubre de 1974, 120.000 almas abarrotaban el Estadio Fortaleza de Kinshasa. Allí, en el corazón del Zaire, se había instalado el cuadrilátero que debía ejercer de Campo de Marte para la gran batalla, y allí, en las esquinas de aquel cuadrilátero, George Foreman y Muhammad Alí,  los dos  púgiles mas grandes iban a medir sus puños por el campeonato Mundial mientras la multitud rugía:  Alí bomayé!!..

Foreman, campeón en título con 25 años, llegaba como gran favorito, 40 victorias y ninguna derrota. Sus puños eran de una fuerza colosal, tal era la fortaleza de Foreman, que los especialistas dudaban de que un ser humano pudiera resistir el calvario de golpes que era capaz de arrojar el bombardero de Texas…

Frente a él llegaba Alí, el campeón despojado de su título por negarse a luchar en Vietnam, conocido como “The Greatest”. Con 32 años y en el ocaso de su carrera, ya no era capaz de “volar como una mariposa y picar como una abeja” durante 15 asaltos, pero conservaba intacta su extraordinaria inteligencia para leer los combates.

Durante 8 asaltos, Alí no bailó, sino que atacó a su rival para después esperarlo en las cuerdas y cubriéndose, encajó golpe tras golpe los descomunales puños de Foreman. El intercambio de mazazos fue brutal, terrible,  pero uno tras otro, los dos campeones aguantaron en pie, asalto tras asalto frente a la lluvia de golpes. Y llegó el 8º asalto, Alí sale a combatir ante un Foreman que se ahoga falto de aire, con los ojos tocados y sin ideas tras haber lanzado el mayor y mas brutal despliege de golpes que jamás se le había visto. Alí le castiga con dureza, Foreman responde con dos duros golpes, pero falla un upper lo que es aprovechado por Alí para salirse del rincón, Foreman le sigue decidido a terminar con el combate pero vuelve a fallar y se encuentra contra las cuerdas. Alí no duda y le lanza dos derechas demoledoras, un jab, se sale, le gira y una derecha implacable da con el campeón imbatible en la lona mientras la multitud sigue rugiendo, Alí, bomayé!! -Alí, mátalo!!….-

Foreman derrotado, levantó la cabeza desde el suelo mientras Alí victorioso levantó los brazos con una insultante frialdad y desapareció del ring engullido por la multitud y la prensa. Lo imposible se cumplía, ganaba el título ante el rival más difícil que había tenido. Había acabado el combate más grande de la historia y había nacido la leyenda.

Esto nos recuerda que algunos se escuchan a sí mismos, en lugar de escuchar lo que dicen los demás, son díficiles de encontrar, pero nos recuerdan que si nos proponemos algo, aunque nos hagan dudar, es bueno creer que no existe el ” no se puede”, nos recuerdan que nada es imposible, que merece la pena luchar. Nos recuerdan que las dificultades nos fortalecen y que la fe nos hace infatigables.

Este sábado también llega nuestra cita con la historia. Todo hombre tiene un destino que forjar, el nuestro es tan grandioso como peligroso, pero  la leyenda se escribe con la tinta de la victoria y los campeones se hacen inmortales en los grandes desafíos. Nunca jamás en la historia  El Mal fue tan poderoso, nunca jamás dos rivales fueron tan diferentes, nunca jamás la batalla por la victoria fue tan igualada. Ha llegado la hora, sangre y arena.

Alí sale a combatir ante un Foreman que se ahoga, le falta aire, tiene los ojos tocados y muy pocas ideas. El aspirante castiga al campeón con dureza, es el juego de la pieza y el cazador pero con los valores cambiados. Dos golpes de Foreman impactan en Alí , pero falla un upper lo que aprovecha Alí para salirse del rincón donde se encontraba. Foreman le sigue dedicido a terminar con el combate pero vuelve a fallar y resulta él atrapado en las cuerdas. Alí lo ve claro, se va a por Foreman aplicándole dos derechas demoledoras, un jab, se sale le gira y una derecha cruzada impecable da con la lona con el campeón imbatido.