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Crónica

El rival más difícil

“Tot guanyat. Tot per guanyar”. Así rezaba el eslogan de los hexacampeones tras Abu Dhabi, como reto motivador que tenía que impulsar más allá de la eternidad, si es que esto es posible, a los chicos de Pep en este 2.010 recién estrenado. Pues efectivamente, queda todo por ganar, porqué el debut del año del Barça se saldó con un empate en casa, y gracias. Habrá que catalogar ya al Villarreal como el rival más difícil que suele sufrir el Barça en el Camp Nou, y entendamos este difícil como queramos: entidad futbolística del equip groguec, capacidad innata para complicar la vida a los azulgrana, o directamente aguador oficial de fiestas, festejos y celebraciones . En el partido de hoy hubo mucho de todo ello, marcándose el Villarreal, desde la presión y los cortocircuitos a la circulación blaugrana, un encuentro serio, trabajado, eficaz y modélico, demostrando como se puede plantar cara a todo un Barça sin resultar un equipo menor ni caer en los peores vicios de éstos (autobús atrás y patadas indiscriminadas). Sobre el Barça, decir que sufrió en carnes el planteamiento táctico de Valverde y la entusiasta interpretación de sus jugadores, evidenciando, una vez más, como se vulgariza su fútbol de alta escuela cuando la incomodidad sobre el terreno de juego atenaza a sus futbolistas e impide el flujo natural y eléctrico de su juego y como le cuesta amarrar resultados positivos, o como los sufre para remontarlos, ante tales escenarios de dificultad. No estuvo bien el Barça en lo colectivo y tampoco en lo individual. Quizás sea la dura resaca de los excesos navideños o la tendencia latente de la trayectoria blaugrana esta temporada, más resultadista que efectista. Sólo Busquets y Henry dieron la talla, aunque sin alardes; Pedro, en su línea habitual, volvió a marcar, que ya es mucho; Ibrahimovic acabó desquiciado con el arbitraje particular sufrido, ganándose una nueva tarjeta que quizás provocó para finiquitar ciclo (y perderse el partido contra el Tenerife) pero que no oculta una falta de control y templanza ante ciertas actuaciones y decisiones de los hombres del silbato y el pinganillo que debería saber medir; y el bueno de los hermanos Dos Santos acusó en su primera gran oportunidad el mal partido de sus compañeros. A pesar del empate y la lógica decepción del respetable, la maquinaria blaugrana sigue siendo fiable, aunque hoy ni la precisión empírica de su fútbol ni los intangibles futbolísticos de la épica (baremos ambos de la fiabilidad de este Barça) han estado con el equipo. Si encima nos dan la espalda contra el rival más difícil, el mal resultado está asegurado. Por tanto, todo controlado y que no cunda el pánico (por mucho que mañana el Madrid pueda acostarse líder). Hay grandes oportunidades para resarcirse: el Sevilla espera en competición y vigilia real. “Tot guanyat. Tot per guanyar”. Qué gran frase. Qué gran verdad. Qué gran reto. A por ello.